18 de junio de 2011

Disfruta de Buzios (Brasil)

Este paraíso brasilero se hizo popular desde que Brigitte Bardot expusiera en 1964 su piel dorada al sol de esta aldea de pescadores.
Desde entonces, la constelación terreste de 24 playas (a razón de una por cada hora del día), dejó de ser estación de caza y deshuese de ballenas para convertirse en ecológico santuario de adoración tropical. Buceo, navegación, cagaltatas, paseos en buggy, la dupla imbatible de sol y caipirinha y las dunas blancas incandescentes del cercano Cabo Frío conquistaron a todos los turistas.

Lo cierto, es que de los 16 mil habitantes buzianos, de los cuales sólo la mitad vive allí todo el año, 5 mil son extranjeros y 1600 argentinos.
La lengua oficila es el portuñol y al tudo legal brasileño se le agrega en estas latitudes una especial simpatía por quienes llegan a gozar de sus calles empedradas, sus pescados, mariscos y langostas, sus mañanas tranquilas y su obstinada pasión por la alegría.
Conociendo Buzios
A unos siete kilómetros de Cabo Frío, se encuentra Arrabal do Cabo, allí hay unas pocas posdas y restaurantes. Otras escalas ineludibles son la vista desde el Pontal do Atalaya, y el Boqueirao, una playa de arenas blancas. Sólo se acede por mar desde la Brava con unos barcos que salen varias veces por día.
Los senderos empedrados se bifurcan entre silvestres jardines de altura, con inesperados cactus y unas campanitas amarillas tan grandes que parecen cencerros. Se agitan con el viento que llega del mar con toda la intensidad de su color añil. Pastan los caballos en diminutas praderas y el tráfico entre las angostas rutas consiste en cabras y cabritas que eligen trepar por la verticalidad

Movida Nocturna
De noche, no hay mejor programa que curtir la efervescencia de la Rua das Pedras, la calle principal de Buzios. Tiene unas lajas inmensas. Hay etapas nocturnas, la primera de pizza en La Coloniale, crepes en Chez Michou y helados.
Compras (especialmente cerámicas) o sombreros en TELAM y collares en Energie. Para cenas más tardías, además de La Tropezienne, son recomendables el oriental Kassai, el Cigalon, o el thi Sawasdee. Toda la cción de la noche buziana se halla en el Takatakatá, cuyo histriónico anfitrión puede perpetrar episodios memorables, y en el bar A Estalagem, el preferido de quienes gustan escuchar música en vivo.

Las Playas de Buzios
Para encarar un riguroso estudio de las playas próximas a la ciudad, tenga en cuenta que muchas de ellas (generalmente las más bonitas), son accesibles sólo a pie. Las del norte reciben corrientes cálidas y son más templadas.
Las del Sur son más frías y preferidsa por los buzos. Las hay ínfimas y escondidas como Olho de Boi o extensas y cautivantes como Geribá y Ferradura.
En el morro, a la izquierda de Geribá sale el sendero que conduce a la Praia da Ferradurinha, una delgada línea de arena entre las olas, que se conserva prácticamente en estado natural por su difícil acceso.
En su costa es habitual divisar tortugas marinas. Feradura, por su parte, es ideal para el aprendizaje de deportes náuticos. Se alquilan jetskis, barcos, tablas y hasta sillas para descanso y contemplación. Para que la meditación derive hacia puertos seguros, los metros de arena no vienen solos sino con pequeños bares que preparan buñuelos de pescado y caipirinha con mucho hielo. A pie también se llega a Azeda y Asedian, bastante más concurridas y populares entre los locales.
Alquilar una traineira timoneada por un pescador, garantiza la entrada a las playas más lejanas, y la visión inversa del mar hacia la costa.
Playas de Buzios
  • Azedinha
  • Brava
  • Caravelas
  • Da Armação
  • Da Una
  • Das Virgens
  • Do Canto
  • Dos Amores
  • Dos Ossos
  • Ferradura
  • Ferradurinha
  • Foca
  • Forno
  • Geriba
  • Gorda
  • Joao Fernandes
  • Joao Fernandinho
  • José Gonçalves
  • Lagoinha
  • Manguinhos
  • Olho de Boi
  • Tartaruga
  • Tucuns




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