¿Qué es un aborto espontáneo? Un aborto espontáneo, también llamado aborto natural, es la interrupción involuntaria del embarazo hasta la vigésima semana. Así se lo denomina para diferenciarlo de toda pérdida de gestación causada por métodos quirúrgicos o terapéuticos.
Las causas de un aborto espontáneo pueden ser muchas: principalmente ocurre debido a defectos cromosómicos, que impiden el crecimiento del bebé, pero también se debe a infecciones, problemas hormonales, de inmunidad, de los órganos reproductores y enfermedades sistémicas.
El consumo abusivo de alcohol, cigarrillo y drogas también es causa de pérdidas espontáneas; al mismo tiempo, las mujeres de más de 35 años y las que ya sufrieron este tipo de abortos son las más propensas a padecerlo.
La mayor parte de las veces los abortos espontáneos ocurren hasta la séptima semana de gestación, y no es raro que la mujer ni siquiera se haya enterado que estaba embarazada. ¿Los síntomas? Sangrados vaginales, dolores o cólicos abdominales y eliminación vaginal de tejidos, a veces en forma de coágulos.
El aborto natural se diagnostica después de la realización de un examen pélvico, durante el cual el médico chequea el útero y el cérvix. Además, se realizan otras prácticas como ecografías y exámenes de sangre, para determinar los efectos que puede tener la pérdida sanguínea y posibles infecciones.
Una vez comprobado el aborto, el siguiente paso es analizar y eliminar todo el tejido -material tisular- que puede haber quedado dentro del útero. Para ello, a veces es necesaria la administración de medicamentos o incluso una cirugía.
Es fundamental que después de una pérdida espontánea la mujer siga un estricto control médico; aunque podría quedar embarazada después de haber completado un ciclo menstrual completo sin ningún tipo de alteración, lo más aconsejable sería esperar al menos seis meses.
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