7 de julio de 2011

Parto En El Agua



Los partos en el agua se han extendido en las últimas décadas por varios países de todo el mundo, creando cada año, más centros donde se realizan de forma profesional.
Algunas madres prefieren un método más natural y sentirse rodeadas de un entorno más íntimo que el clásico quirófano. A raíz del descubrimiento de que la utilización de agua tibia era beneficiosa durante el parto y que producía menos dolor, muchas mujeres prefieren realizarlo de este modo.
La utilización del agua en el parto es un método simple y eficaz que favorece a la mujer embarazada ayudándola a recuperar su instinto biológico. Este procedimiento requiere menos intervenciones médicas y un menor suministro de analgésicos. La utilización de agua templada disminuye la sensación de dolor y estimula la producción de endorfinas relajando los músculos.
Los especialistas en el tema aseguran que la postura vertical que se da en el parto acuático es la misma que se adoptaba en la antigüedad y que ella facilita la salida del bebé gracias a la fuerza de la gravedad que empuja hacia abajo al bebé debido al peso del pequeño.

Una vez que comienzan las contracciones, la mujer deberá sumergirse cuando llegue a los cinco centímetros de dilatación, en una bañera especial con 10 cm. de agua filtrada o potable a unos 37 grados de temperatura. Este agua reduce la producción de adrenalina y disminuye la rigidez del cuello del útero a la hora de dar a luz.
El  trabajo de dilatación a veces transcurre dentro del agua y la mujer puede salir si lo prefiere de la bañera en el momento de la expulsión. También se puede optar por pasar al sillón en la fase de alumbramiento para terminar con la expulsión de la placenta. Si surgiera algún problema en cualquier fase del parto, se trasladaría a la madre inmediatamente al quirófano para realizar una cesárea si fuera necesario.

En referencia al bebé, el parto en el agua resulta una forma menos traumática de llegar al mundo. Del líquido amniótico pasa directamente a otro medio acuoso, manteniendo a su vez el mismo calor corporal, la temperatura de 37 grados que tenía dentro de la madre ahora la sentiría en el agua.
Las mujeres que pueden optar por esta alternativa son aquellas que no presentan patologías obstétricas, que no quieren o necesitan anestesia epidural y las que se sienten cómodas y confiadas en el agua.
Es importante tener presente, antes de decidirse por este método, cuáles son los centros que lo practican, las garantías de éxito que ofrecen y el coste de llevarlo a cabo (que actualmente no es demasiado elevado).


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